El secreto del éxito es la obsesion
Escuchaba esta frase a Pablo Motos, un hombre a todas luces exitoso. Y seguro que tiene razón. No solo la obsesión es necesaria para tener éxito, se requieren más cosas, pero en general es condición necesaria del éxito el estar obsesionado.
Ahora yo me pregunto, no será un precio muy caro? La obsesión implica el querer constantemente más, el estar insatisfecho de forma crónica. Cuál es el objetivo del éxito? Es un objetivo en sí mismo o es un medio para pagarte una buena vida? Y si fuera lo primero, qué conseguimos con el éxito? Sólo identificarnos con el logro y quizás una sensación de satisfacción que en general dura muy poco, al menos según aquellos que lo logran. Y entonces solo puedes volver a empezar. Si no que le pregunten a Nadal que ha tenido que ganar Roland Garros 14 veces y seguro que si le preguntas a él, habría deseado aún una 15.
Si el éxito es más bien un medio para conseguir un fin, que sería, imagino, tener una vida plena, entonces el éxito es un subproducto, nos estarìamos fijando en lo no importante, si el objetivo es una vida plena, en lugar de buscar por ahí la forma de conseguirla tendría mucho más sentido el entender qué se interpone entre tú y una vida plena. Y en general no es la falta de más coches, mejores vacaciones o una casa más grande. En general.
Me juego una mano a que si pides a 100 personas que definan qué es el éxito recibes 100 descripciones distintas. Todas ellas condicionadas por el ambiente en el que la persona ha sido criada y por las capacidades con las que nació. El éxito cambia en función del momento vital y del lugar en el mundo. El más comúnmente aceptado, es esta parte del mundo hoy, es el estereotipo del hombre rico hecho a sí mismo, como el propio Motos encarna.
La obsesión es un precio salvaje y es, me aventuro a decir, precisamente esto que se interpone entre tú y una vida plena. La obsesión, ya sea por el éxito o por conseguir aquello que me llevará al éxito (mi empresa, mi producto, mi sinfonía, mi superventas, etc), nos lleva a una situación de constante alerta y de constante insatisfacción. Culpamos al mundo que nos rodea de no darnos lo que consideramos que necesitamos para tener éxito. Sin embargo, mi gran aprendizaje de la vida es que normalmente lo que queremos no se alcanza por la “vía positiva”, la vía del tener más, querer más, acumular más, ser más, si no que, muy contraintuitivamente, se alcanza por al “vía negativa”, necesitar menos, querer menos, obsesionarte menos, desear menos, ser menos.
La felicidad no está en las cosas, en las experiencias o en las personas, por mucho que los distintos directores de márketing de empresas del lujo, los viajes o el vino nos quieran hacer creer, la felicidad es de hecho el estado natural. No es un estado de éxtasis, sino aquél estado en el que te encuentras cuando no necesitas nada, cuando todo está bien, cuando ante lo que te rodea solo cabe responder una despreocupada sonrisa bobalicona de profunda paz, armonía y satisfacción por lo que sea que suceda.
Por siglos los grandes maestros, las grandes mentes pensantes han seguido propagando esta idea de que buscamos allá donde no se puede encontrar lo que buscamos. Todos apuntan al mismo sitio y sin embargo seguimos empeñados en crear dioses donde solo hay carencias. ¿Qué es el éxito en última instancia? Es reconocimiento ajeno. No vale con ser exitoso, necesitas que los demás lo sientan así y te identifiquen como alguien de éxito y por tanto te retroaliementen la necesidad de ser considerado alguien de éxito. Te dicen que si tienes éxito en la vida (WTF!?) serás feliz, así que te lanzas de cabeza porque, al menos en apariencia, todo tiene bastante sentido! Y te pones a perseguir el éxito con la obsesión necesaria para conseguirlo, pero qué ocurre? Que empiezas a crearte la imagen de ser alguien de éxito y empiezas entonces a tener la necesidad de alimentar esa imagen con la validación de los demás y acabas siendo un adicto. Si tienes la suerte de que el éxito te acompaña toda la vida podrás fingir esa imagen para siempre, pero si por algún casual algo sucede (y siempre sucede algo) y tu éxito se tambalea, entonces no es una crisis creativa o financiera la que te acecha, es una crisis de identidad porque ya no tienes sustento para la creencia de que eres un “ser de éxito”.
El resultado de semejante estupidez es que has perdido la vida buscando algo que te ha esclavizado. Y además lo ha hecho sin forzarte ni coartarte, te has metido tú solo en la celda de la cárcel, te has cerrado tu mismo la cerradura y tu mismo has tirado la llave por la ventana, con una sonrisa y la mejor de tus intenciones. Y lo peor, el punto del que partías estaba mucho más cerca de ser una vida plena que la que tienes ahora.
Si defines el éxito como conseguir cosas “fuera”, como algo que se consigue caminando la “vía positiva” entonces muy posiblemente Pablo Motos tiene razón. Pero si cuestionas lo que éxito significa y cuestionas por qué quieres conseguirlo y cuestionas hasta las últimas consecuencias qué necesitas ahora mismo que no tengas, entonces descubrirás que la obsesión es de hecho el mayor impedimento. Y que la vida plena se encuentra solo por la Vía Negativa.